miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vida onírica

Dalí


Una vez tuve un novio.
Y durmiendo con él soñé
que me dabas la mano
mirándome por dentro.


la seguridad
la fuerza
la ternura
el yo por tí m-a-t-o
los besos, los besos
el golpe en la mesa
el no que necesito
el límite que me hace falta
la palabra llena
el silencio descansado
el capricho satisfecho
el orgullo
la discusión

Lo que viene a ser el hombre que soñé.
Y gracias a la imagen onírica descubrí la gran verdad:
¡Mentira Calderón, mentira!
que la vida no es sueño
que la vida es real, que él sólo está en la combinación
que resulta de agitar neurotransmisores,
golpes eléctricos,
recuerdos y sensaciones físicas.

Y qué cansino escuchar:
no estoy a la altura -¡pues usa alzas!
dame tiempo para adaptarme, nunca conocí a alguien como tú- treinta años de proceso de adaptación llevo yo y todavía no me he acostumbrado
quiero crecer a tu lado -yo la pedofilia... pues como que no
eres la mujer que esperé para ser la madre de mis hijos - para que sea la tuya, you mean...

Que digo yo...
que no todas las mujeres tenemos serrín en la cabeza
que no todas tenemos silicona en las tetas
que no todas queremos una relación en la que sentirse atrapados
que no todas queremos tener hijos sin pensar en lo que éso supone

Que digo yo...
que cómo se puede seguir viviendo cuando ya no se sueña

3 comentarios:

Anónimo dijo...

He descubierto tu blog por casualidad y me gusta como escribes, un saludo

Maritza dijo...

Cuando nos confrontamos con las realidades ineludibles de la vida, que no se nos acaben los sueños, las ilusiones y las esperanzas.Objetivos claros, pintados de realidades que también son bellas tal cual son.Está en nuestra disposición a vivirlas y nuestro acento para sacar lo mejor de cada cosa.

Pienso que este texto tuyo está perfecto para conocerlo completamente en prosa, también.

Besos, Elena!

Anónimo dijo...

Los sueños, sueños son. Siempre están ahí,y lo que es, es sin más.