jueves, 28 de abril de 2011

Traums I

Erika Kuhn


Hay un sitio.
El sitio.
Ahí oigo.
Ahí veo.
Ahí sé.

La noche es oscura para que seamos en el negro mate.

Desde el tren en el que estabas de jueves me llamaste entre número y número

se te ve venir como desde lejos

El como es el que me despista.

martes, 26 de abril de 2011

parpadeo

Salvador Dalí


parpadeo

en el lapso oscuro subo las escaleras tus escaleras nuestras escaleras y abro la puerta abro
los ojos

parpadeo

sueño con la metralleta veo la escopeta huelo la pistola las ráfagas salpican sangre la ráfaga arranca brazos
mi brazo

parpadeo

entre las manos la pila de vaqueros con tallas de niñas las mujeres no existen no deben hacerlo en el mundo del incesto quiero decir depilación quiero decir eliminación del vello quiero decir
pubis infantes

parpadeo

las cuerpos se mueven los ritmos caen las copas suben las rayas bajan las voces mienten los ojos comen los ombligos se abren los culos se cierran

parpadeo

te oigo decirme rural te oigo decirme andaluza te oigo decirme que vuelva al huerto del que nací te oigo decirme
lechuga

parpadeo

y cada oscuridad es una vida y cada luz una muerte
y con el sedal con el que pesqué una vez o pesco ahora o pescaré después
uno el discontinuo segmentado en horas que me asoma entre mis pestañas a mi nombre:
existencia:
construcciones sin principio
fin sin origen

sábado, 23 de abril de 2011

descascarilladas

Tiziano


con las uñas descascarilladas por el abuso de astllas metálicas arrancadas con la lija de una mano deconstruida en lapsos abarcables sólo con brújulas imantadas en días artificialmente divididos
soplo
virutas de tacones gastados por un roce de caras confundidas en vasos sucios y copas sin usar por exceso de ganas
despiertas
dos veces cada ciclo de sueño para mirarse frente a frente en un espejo que se imagina plano y se hizo cóncavo por obra y gracia de sueños químicos, los que llenan la almohada de líquido amniótico que sólo cura con antibióticos sin receta; el yogur caducado por el régimen de caricias
hay infecciones que sólo surgen a destiempo en etapas rasgadas con cuchillos romos

miércoles, 20 de abril de 2011

el ojo




tu pupila maldita por la preexistencia post-mortem se pasea por hileras de seres, dicense humanos.
aquellos en los que posas tu ojo hueco nos vemos atravesados por el fuego que deja el agujero de un obús en el pecho al irte mientras te quedas para siempre.

cuando nos miramos a través de él los incompletos vemos a los demás jugando al teatro. han roto las máscaras griegas.

a mí se me caen encima de la mesa todas las palabras que me como, el agujero no es vacío si no lleno de nada.

tú intentas hacértelo con una cuchara de helado, pero los bordes sólo se cauterizan con sangre clarividente.

dejé de rezarte para dedicar lor ritmos obsesivos a tejerte un párpado. he cambiao de idea. mira más rápido.

lunes, 18 de abril de 2011

rotos sostenidos

Thomas Jorion


en la confusión del llanto con la respiración
en roto sostenido 
amplifico mi mano en un omóplato
como única base estable
que deshago con agua
en un lavabo repleto del polvo blanco
que rompe tus arterias
a golpe de latido semidesnatado

cada quiebro de mi voz
es un silencio de la tuya

jueves, 14 de abril de 2011

nu sée

miraba los ojos de los negros en los semáforos como buscando un orden que lo explicara. la esclerótica blanca sobresalía comiéndose la cara

dejaba la taza en suspenso a medio camino de la boca como si el camarero reparara en mi presencia para que me lo explicara. la saliva chorreaba desconcierto en el plato azulado

esperaba saberlo lamiendo palabras
ansiaba encontrarlo hurgando cuerpos
torcía los dientes en paciencia usada

no sabía de la voluntad férrea de la base de tu nombre
no sabía de asesinos a sangre fría escondidos tras ojos con persianas metálicas
no sabía de eternidades solubles en cacaos instantáneos
no sabía de autogénesis abortadas en fases

no sabía que no sé
no sé qué sabía

sábado, 9 de abril de 2011

consciencia pendular



Las piedras que se amontonan en mi boca trituran las bombillas que engullo en ataques de bulimia por el vacío del hielo.
Cuando entrechocan con un ritmo que me hace crujir los dientes trago la arenilla que me hace oscilar en el péndulo de la consciencia. Es entonces cuando afino el oído buscando con desesperación un argumento solapado por el ruido del roce, pero vuelvo al ciclo vigilia-sueño con el regusto del polvo seco en la acera.
He despertado en un cuerpo que no obedecía la orden de levantarse. Os moviáis a mi alrededor mientras yo caía en un sopor al que sólo ganaba una de cada tres veces. Te has puesto detrás de mi cabeza arrojada en una almohada anóxica y mi cuello se ha negado a girarse. Te he nombrado dos veces sólo para oír una risa leída en una cara que no veía. Y ahí he puesto en duda cuántos sois.
Ya me acuerdo de qué es el miedo.

martes, 5 de abril de 2011

.

"Hombre desnudo" Maritza Álvarez


el punto de tensión para romperse equivale a la cantidad justa de mañanas átonas y sábanas-mortaja donde el aire se agarra a la garganta

el punto de torsión del tobillo necesario para doblegarse a la evidencia del propio fracaso se conforma con el número de palabras sin eco escupidas a un mar soso

el punto de presión exacto para dejar un hueco en la duramadre es el sumatorio de los índices acusatorios multiplicado por dos; el suyo y el otro

el punto de unión de la tibia es el mismo que el de la clavícula; el corazón ancla cada músculo con cables de acero huecos que bombean vida caducada

el punto de ebullición es la cantidad de grados necesarios para que el cerebro escurra explicaciones a los actos impuros; los que cambian las fórmulas sin atender a números primos, es decir, indivisibles si no es en sí mismos

el punto de trapo es éste,
cómo se deshacen los nudos sin que la estructura se venga abajo

sábado, 2 de abril de 2011

sordo

Sí. Seguimos con Woodman.


Podría hablar de la mujer del espejo. Describir esa caravela que con el tiempo se ha vuelto negra por las incineraciones infructuosas.

Podría contar cómo se hace un ramillete de venas y arterias e intentar ajustar la fórmula exacta para que cada centilitro de sangre se convierta en el agua más indolora.

Podría calcular la distancia de la pena infinita y pasarla a limpio para trazar su itinerario en un mapa de paises apátridas.

Podría desgranar cada una de las lágrimas que se esconden apelotonadas en el cajón del estómago que se cierra con chicle al que se le fue el sabor.

Podría poder.
Y cada palabra sería un disfraz más de cada punto que conforma la línea negra del dolor sordo. Y esa línea es muda.