martes, 20 de marzo de 2012

Justa


Elena Lechuga


Aunque he tendido en el cordel a pleno sol
las calles que hoy me he atrevido a mirar levantando los ojos de la acera,
el olor a humedad
(quizás sea podredumbre)
está pegado a las fibras de los edificios bajitos
en esta ciudad de planicies ficticias;
que cada bordillo es un Himalaya
y cada guijarro un Everest que no puedo escalar
porque no todas las piernas son las justas
ni todas las Justas son piernas.

Y mientras espero la verdadera batalla;
la luz que no sea caliente
pero que ilumine el momento del discurso sublime
en el que las palabras sean fuego que hagan arder la sangre
y los corazones bombeen ideas que se hagan carne,
tiendo calles y más calles,
oreo edificios y casas
oigo al portero,
al niño que va al colegio
hasta a la hormiga que no se cansa en su hilera interminable.

miércoles, 14 de marzo de 2012

dónde


Klimt


Hoy lo llevaba todo al abrir la puerta:
Las llaves por si vuelvo.
El móvil por si me llamas.
Los papeles repletos de palabras que decir.
El boli por si me piensan.
Voy peinada y me he lavado la cara.
Puedo cerrar.
Y bajando las escaleras,
un puñetazo en el estómago me ha vuelto a dejar sin aire.
Dónde me he olvidado esta vez.