lunes, 27 de septiembre de 2010

Lo que nos queda, morena.



Vida sin mácula,
porque la cubre una capa de celofán impermeable.
Luz vespertina sin sol expectante de claridad lunar
que arrastra mis monstruos desde las sombras
del cuarto donde van los que mueren
y que persiguen a los máculos polutos
de balcón a balcón,
en saltos de hilarante torpeza.

Me juego mi suerte a los dados
con un niño disfrazado de esqueleto brillante
y con un manotazo le arranco la careta
que esconde un rostro ajado y mezquino
para aprovechar su sorpresa y robarle
la bolsa con dientes,
los que desesperan del ratón Pérez.

Envejecemos juntos en una partida corta
y me dejo perder para que no ganemos ninguno.
Abro la capa impoluta con la que me cubro
y todas las voces que me han engendrado
salen en busca de un cuerpo en
el que morir poco a poco.

Me siento a esperar y me diluyo
a cada latido del reloj,
en cada vida que vivo,
con una consciencia de podredumbre
que me hacer desear un final
más largo
para no dejar de sufrir,
siguiendo incapaz de llorar.

Junto las manos y
llevo los índices a la boca;
todos vuelven corriendo y me dispono
a aceptar un veredicto que no llega.

Sin saber qué hacer,
me dispongo a soñar
en una eternidad sin dormir.
Me llaman al móvil
para ofrecerme una nueva tarifa.
Y sólo puedo contestar que
Aquí estamos. Y lo que nos queda, morena.

http://www.youtube.com/watch?v=vdR2_Yxgrio

Imagen de la película "Persona", de Ingmar Bergman

1 comentario:

Maritza dijo...

Me produjo demasiadas emociones, inquietantes...
Siento un "tirar por la borda" la risa, la esperanza y las cosas en general...
Que sea sólo para alivianar momentáneamente la carga en esta travesía, pero que el hablante vuelva a la lucha pronto!

Excelentes versos, Elena!
ABRAZOS DESDE AQUÍ...