jueves, 16 de septiembre de 2010

Ésta

Goya



contusionados los ligamentos
aplastados los tendones
rasgados los músculos
astillados los huesos
vaciados los ojos
ralo el cabello
quebradizas las uñas
correosos los órganos

corrupta el alma
rota a golpe de talonario
recompuesta a pulso roto
de una generación que fue la úlitma

ésta, esta tierra negra empapada de sangre,
ésta, esta catedral judía con minarete
sin conciencia de ser
meseta, valle, costa, pico, isla, océano

enterradas las cenizas
de las verdades que hemos dejado callar
veo desde la puerta de mi habitación
los fantasmas del pasillo pasar
de día en bici
arrastrando un ideario
hueco como una sandía podrida

Raza debilitada por la mezcla
con mutaciones
que acaban exigiendo
un despotismo ilustrado
porque tiene láminas de colores

somos burros
y las orejeras
son un casco
puesto del revés

3 comentarios:

Laura Caro Pardo dijo...

Yo también prefiero los colores.
Son más divertidos y tienen más matices.
Y las orejeras... ¡ Vamos a desintegrarlas con palabras de arcoiris!
Un abrazo

Maritza dijo...

Poema poderoso éste, Elena! que nos habla de historias y batallas, sus huestes, sus experiencias y lo que no aprendemos a través de ellas!
Es mi sentimiento al menos.

Que tengas un feliz fin de semana Elena.
Abrazos desde CHILE!, a las puertas del bicentenario...

Anónimo dijo...

"En el sufrimiento de un ser vivo había descubierto una forma de redención estética, de arte grotesco, donde las convulsiones, los estertores y los alientos apagados se habían convertido en motivos de una celebración conminada a su salvación personal."

Lengüetazo desde España, el Imperio donde nunca debiera haberse puesto el sol...