jueves, 29 de julio de 2010

Dos maletas

He cogido todas las cosas y las he metido en la maleta de cuero que se cierra con correas de cuando mi padre hizo la mili. La de madera que llevaba mi abuelo en la guerra civil, donde guardaba mis chaveles, la ropa y los muebles de mis muñecas se perdió en una de mis innumerables mudanzas. Mis propias estanterías, mis sillones y mis libros están tan lejos que ya no puedo verlos ni olerlos. Así que tambien los he guardado en la maleta. He salido al pasillo de la residencia en la que estudio en la Universidad de Boston y lo he tirado todo por la trampilla de la ropa sucia, que termina en el País de las Maravillas; con una Alicia siempre teñida y un gato egoísta.
He metido la ropa que llevaba puesta en la lavadora, y me he dado un baño de luna en una piscina preciosa, donde olía a la hierbabuena del mojito que me estaba bebiendo.
He llenado el jacuzzi de aceite perfumado, y he dejado que mi pelo se impregnara del aroma de Tarta de Fresa. En el cofre de Granada he metido las ganas que van naciendo, mi pintalabios nuevo, las llaves del coche y todo el cariño que aún me queda. He salido a la puerta de Nunca Jamás, y Peter Pan, siempre caballeroso, me la ha sostendio mientras salía. Me estaba esperando Dostoievski, que hacía tiempo que quería decirme en secreto que Tolstoi es un ñoño. Cuando me he subido al carruaje, Sylvia Plath me ha dicho que ya no me hace falta un horno.
Sólo voy a sentir cómo se mueve cada parte de mi cuerpo, cómo se estiran los músculos con cada movimiento y cómo lleva el ritmo de cada nota que suena. Voy a embriagarme del olor de mi pelo a cada movimiento y a dejar que las gotas de sudor resbalen. No más conformismo, no más búsqueda. Sólo conformidad, ganas y deseo.

1 comentario:

Ulises Bjurman dijo...

Miau! digo, hola.
Tus sillones, estanterías y libros no están tan lejos, están un poco tristes y los escucho llamarte de vez en cuando... No quieren contarme lo que les pasa, pero sé a ciencia cierta que echan de menos a las waffer de Milka que estaban al ladito de las llaves que Alicia se llevó aquella mañana...

Sabes que siempre me gustó leerte, y más aún cuando estás No-Virginia, ¿o si? ... Será cosa de las franjas de mi piel de gato... Adiós Alicia, hola TÚ ;)