lunes, 17 de octubre de 2011

digestión


Pintura rupestre


te partes la puta cara con cada una de las palabras que dejas caer en el plato donde comías sin pensar en que las consecuencias que cada uno de los gestos espasmódicos de tus podridos intentos de socialización no son más que el momento político de búsqueda de un comer que exige incondicional a tu patológico crecimiento; ése al que dedicas una vida condenada sin remisión a segundos de mano donde la inminencia de la inconsciencia que te fuerza a algo que sólo de manera momentánea te deja con el calentón de la promesa de un fin más digno que este reptar baboso por camas pactadas y comidas reguladas que se pudren en el momento de tomarlas y llevarlas a la base, que la digestión se hace en la cocina antes de que la última patata de mierda quede cocida en los ácidos gástricos de un estómago infame; el del monstruo con la cara llena de quemaduras de cigarrillos.
Y cincelas palabras con papeles amarillentos por la descomposición de tu muerte, la que te asedia en cada una de las sábanas multicolor por la falta de sangre que insufla algo más que ausencias.

12 comentarios:

Noelia Palma dijo...

buen provecho, Elena...

un abrazo fuerte!

Maritza dijo...

ABRAZOS,abrazos,abrazos..que lleguen.

N dijo...

Guau¡¡¡

Un abrazo

Tot Barcelona dijo...

Pero si yo solo quería desayunar ¡¡¡¡

Emily dijo...

me encantaría oírte recitándolo.
genial. desangrante.

Unknown dijo...

Desprendiendo fuerza y rabia... qué bonico.

Darío dijo...

Búsqueda desesperada de alimento, hasta la indignidad.

Gato Pardowski dijo...

(...Mutis...)

Un abrazo.

Doctora Anchoa dijo...

Vale, no te voy a invitar a comer jamás, que lo sepas XDDD.

Don_Mingo dijo...

Me encanta me encanta!! Quién es el autor de esa maravilla rupestre? :D

JuanRa Diablo dijo...

Lo... estoy...digeriendo...poquito... a poco... sí.
Noto la rabia gástrica.

Anónimo dijo...

Me dijeron por allí, qué debía leerla.

. . .

Seguiré recuperándome de la realidad que escupe de color rojo un poema ósea, y sigue articulando como hormigas que carcomen...

Amén