domingo, 29 de agosto de 2010
Verdad mentirosa
La primera mentira desdibujó una marca en piedra de acero que solidificaba la cuerda que ataba mi cintura a la tuya.
Bajé de la azotea donde huí en la última tormenta para no ver la electricidad estática que rasgó unos muebles pagados a plazos.
La primera verdad que dijiste era la sombra que te acompañaba y que evitamos pisar cuando nos acostamos en una cama enorme que compartimos dos de cada diez noches.
Bajé al segundo piso y apagué todas las luces.
Llamastes a un arquitecto para que te diera unos planos que combinaran una estructura a medio hacer y unos acabados cambiantes según lo que se cociese dentro.
Me mudé al bajo e hice unas maletas que tardé en llenar ocho meses.
El niño nació prematuro y fue una vida de creencias mutiladas y verdades que ya no sirven por ser suicidas.
Verdad y mentira se confunden en un zumo con pulpa dulce, y el colador se perdió en una mudanza.
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1 comentario:
Ay, Elena, por Dios! Me dio de lleno en el corazón. Hay un dramatismo, una fuerza, y una vida a páginas abiertas en cada letra que dibujas tan excelentemente en tu texto...
FELICITACIONES.
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