En el bolsillo tengo una mandarina.
En el bolso guardo cerezas brillantes que crujen al morderlas.
En el cajón de la mesita de noche conservo melocotones de terciopelo, y hay una fresa dulce delante del espejo de la cómoda.
En la guantera del coche llevo una sandía jugosa que mezcla el verde césped con el rojo zumo.
En el trabajo escondo una raja de melón que se deshace en la boca, y en el campo recojo higos que derraman jugo al morderlos.
En mis manos el agua siempre se escurre, y a veces deja un poso de arena que permanece días enteros con un sabor a sal que borra todos los demás.
2 comentarios:
Conocí a una señorita que guardaba plátanos en la mesita de noche y trocitos de pan duro debajo de la cama.
Me alegra que te pases por mi sitio. Desde hoy te seguiré encantadísimo.
Gracias
Tus versos parecen esconder un secreto muy íntimo.
Tengo, llevo, guardo, conservo...
Hermoso texto.
Un abrazo grande.
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