Viví la vida sin darme cuenta; a ratos sin sentirla, a ratos atolondradamente. El olor del huerto y su calor seco me acompañan allá donde voy, y las casas en las que he vivido me persiguen en sueños.
Viví la vida desacompasadamente; cuando ella decía vuelve, yo me iba. Las voces de los que hablaban en mi cabeza nunca se ponían de acuerdo, pero el susurro siempre era el mismo. No le hacía caso porque me parecía demasiado cínica.
Viví la vida que me tocó vivir; hice un intento de libertad personal y me está costando caro. Pero no abandono. Las voces de fuera de mi cabeza tampoco se ponían de acuerdo. Que hablen.
Viví la vida en vida, a veces la muerte... hice una renuncia al eros, y ya no me libré de la sombra tanática. A veces nos miramos, pero ahí sí hay acuerdo. Si a entonces b.
Viví la vida.Vivo mi vida. No me bastan los vestidos bonitos ni los caprichitos de útima hora, pero no renuncio a ellos. Necesito mis libros, aunque se lleve el ibook. Necesito escribir, aunque todo el mundo se vea reflejado. No me vendo, no me compro. No me callo.
Me da igual que lo llamen conciencia social o de clase; política o pensamiento crítico, pero no vale pasar sin enterarse. No vale. No sirven excusas, cada uno desde su sitio, cada uno con su parte. Hay tres tipos, los que sí, los que no y los de y a mí qué. Respeto el y para qué, pero el inmovilismo engendra guerra civil en dos generaciones. Nos imponen una muerte cerebral, pero...
Viví mi vida.
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