martes, 29 de junio de 2010

Inconsciencia consciente.

Consciente de la imposibilidad, consciente de la inevitabilidad. Todo son juegos en los que entretenerme entre encuentros y desencuentros varios. Consciente de las cosas que te quedan por experimentar. Consciente de los líos en los que me voy a meter. Consciente de cómo se entretejen los sucesos en una trenza, único referente de todas las ramificaciones de alrededor. Consciente de tu crecimiento. Consciente de tu deshumanización. Consciente de mi traición. Y de la tuya a tí mismo. Consciente del paso del tiempo, de lo vivido y de lo que vendrá. Y de lo que no. Consciente de mi inconsciencia. Inconsciente de la tuya. Consciente del compartir asfixias nocturnas. Cada uno en su sitio. Consciente de la división y repartición. Consciente de lo que hay en la sangre. En la mía. Habrá palabras un día.

Me he perdido en un laberinto del que no sé salir. Una vez leí el truco para salir de cualquiera de ellos; tienes que extender una mano y seguir con ella la pared, así llegarás tarde o temprano a la salida. Pero este laberinto tiene la úlitma puerta sellada, y no tengo cera para hacerme unas alas como las de Íkaro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces podemos conseguir eso que tanto ansíamos a la vuelta de la esquina, bien del laberinto, bien de la calle...o debajo del sofá. Lo verdaderamente importante es estar seguro de qué es lo que queremos encontrar y no toparnos de sopetón con un kilo de cera de oídos que no nos serviría para hacer unas alas, ni a Ícaro, ni al cíclope ni a su pm

Anónimo dijo...

Cada uno puede buscar, si quiere y tiene capacidad para ello, lo que estime que es lo verdaderamente importante. A cada cual lo suyo. A cada cual su cera, o la falta de ella.

Anónimo dijo...

Gracias por la consciencia. Ahora ya sabe que puede bajar de la buhardilla, que con Lacan mirando a la cara se agobia... Gracias por ... por una vida.

Nocturnamente tuyo y apneicamente asfixiado,
Ulises.

Anónimo dijo...

¿todos hombres, Virginia?